Descripción
Dalí resulta un artista fascinante, su frescura, su espontaneidad, exhibicionista y a veces hasta un poco payaso. El se describía como metafísicamente monárquico. Otros lo definían como perverso, polimorfo, anarquista, surrealista, excelso, divino, déspota supremo que rompe con todo, poseído de un delirio furiosamente dionisíaco.
Gonzalo Muiño representa en esta composición al gran artista en muchas de sus facetas, incluso hace un guiño a algunas de las anécdotas mas excéntricas del pintor, como uno de los grandes terrores que ha acompañado a Dalí durante toda su vida: el miedo a las langostas. Una fobia que le sobrevino a los seis o siete años cuando capturó un pez viscoso y repugnante cuya cara era idéntica a la de una langosta.