Funda de cojín 45×45 cm Sandokán

30,00  IVA Incluído

Funda de cojín 45×45 cm Sandokán

Edición especial de funda de cojín 45×45 cm Sandokán  en terciopelo anti-manchas, de Alejandra Aguilar Studio en exclusiva para La Tapicera.

La trasera de la funda es de terciopelo anti-manchas en color naranja liso.

La funda  tiene una medida de 42×42 cm. Medida aconsejada de relleno de 45×45 cm.

Rematado con cremallera en la parte baja del cojín. Funda lavable a máquina máximo 30º centígrados.

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Descripción

Funda de cojín 45×45 cm Sandokán

Edición especial de funda de cojín 45×45 cm Sandokán  en terciopelo anti-manchas, de Alejandra Aguilar Studio en exclusiva para La Tapicera.

La trasera de la funda es de terciopelo anti-manchas en color naranja liso.

La funda  tiene una medida de 42×42 cm. Medida aconsejada de relleno de 45×45 cm.

Rematado con cremallera en la parte baja del cojín. Funda lavable a máquina máximo 30º centígrados.

Un tigre majestuoso y un guerrero africano convergen en una danza visual de tonos dorados, creando una escena que evoca un aura de fuerza y conexión con la naturaleza. El tigre, símbolo de poder y astucia, se representa en toda su grandeza, con sus ojos fijos en el espectador, transmitiendo una sensación de dominio y presencia imponente.

A su lado, el guerrero africano, vestido con atuendos tradicionales adornados con tonos dorados, personifica la conexión entre la humanidad y la fauna salvaje. Su postura erguida y mirada firme sugieren determinación y valentía, estableciendo un vínculo simbólico con el tigre como protector y aliado en su entorno.

Los tonos dorados utilizados en la composición infunden a la escena un resplandor cálido y regio, realzando la esencia de la imagen. La paleta de colores crea una armonía visual, destacando la elegancia tanto del tigre como del guerrero, mientras que las pinceladas doradas aportan un toque de misticismo y esplendor.

En conjunto, la obra ofrece una representación única de la interconexión entre el reino animal y humano, capturando la fuerza, la gracia y la colaboración simbólica entre el guerrero africano y el tigre, todo ello enmarcado por la riqueza visual de los tonos dorados que realzan la magnificencia de esta escena.

 

 

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